Hay películas que sin duda han marcado un antes y un después en el mundo del séptimo arte. Películas que suponen un punto de inflexión irrenunciable para comprobar en qué momento cambió para siempre nuestra concepción de una historia, de una ambientación… Si hablamos de cine de ciencia ficción, una de los filmes más importantes que podemos encontrar es Blade Runner, lanzada en 1982 bajo la dirección de Ridley Scott y con Harrison Ford como protagonista, que llegaba de convertirse en una auténtica estrella gracias a su Han Solo en la sala Star Wars. Un papel muy diferente al que tenía que enfrentarse en este neo-noir que ha marcado a toda una generación y que sigue siendo hoy en día considerada como película de culto, y no por casualidad.
La fórmula de Blade Runner se ha ganado al público y a la crítica no solo por su profunda historia, un interesantísimo filme sobre una investigación que no solo se queda en el crimen, sino que llega a puntos filosóficos y éticos, envuelta en una maravillosa puesta en escena que sin duda, es el rasgo más característico de este filme. Su ambientación, su fotografía, sus efectos especiales y su música marcaron un hito a principios de los 80, tanto que hoy en día todavía seguimos considerando que esa estética retrofuturista es seguramente la que mejor destila la esencia de aquella década prodigiosa para el cine y la cultura en general. Blade Runner es mucho más que una simple película, y nosotros te vamos a explicar por qué.
Producción de la película
La película está basada en la famosa novela ¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?, un intenresantísimo libro del gurú de la ciencia ficción Phillip K. Dick. Después de varios intentos frustrados, el guionista Hampton Fancher logró crear un libreto que interesara a los productores, y se contrató a Ridley Scott como director, en la que sería su primera producción en Estados Unidos. El guionista David Peoples llevó a cabo algunos retoques sustanciales en el guion, que cambió muchísimo durante su fase de preproducción. El rodaje comenzaría en marzo de 1981, con Harrison Ford como protagonista, exigiendo que hubiera más escenas de investigación de su personaje, en lugar de la voz en off. Jason Cronenwerth se ocuparía de la fotografía, aportando un toque único y especial a la película que sería copiado desde entonces en infinidad de ocasiones.
Sinopsis de Blade Runner
El filme nos cuenta la historia de Rick Deckard, un antigua blade runner ya retirado que debe volver a la acción para detener a un grupo de fugitivos replicantes, robots con apariencia humana, en la ciudad de Los Ángeles de 2019. Durante su investigación, Deckard conoce a Rachel, una replicante que no sabe que lo es, y empieza a dudar absolutamente de todo lo que creía dar por sentado, mientras trata de localizar y detener a aquellos que están provocando el caos en la ciudad. Una clásica historia de detectives ubicada en una ciudad retrofuturista, con temas muy profundos sobre los que pivota la trama y la propia personalidad de Rick Deckard, convertido en un héroe atípico para este tipo de filmes.
El futuro que se representa en la película
Blade Runner ubica su historia en la ciudad de Los Ángeles, en noviembre de 2019, a casi cuarenta años vista de cuando la propia película fue grabada. Como era habitual en los años 80, se muestra una ciudad con adelantos tecnológicos muy vistosos, pero con la intención de darle ese toque noir a la producción, tanto la fotografía como el diseño son especialmente retro. Es como si la década de los años 20 del siglo XX se fusionara con la de un futuro con enormes edificios, muchas luces de neón y grandísimas corporaciones que lo controlan todo. La influencia asiática era notable en todo el diseño de la cinta, y eso ha propiciado que la futura Los Ángeles de Blade Runner se parezca más a la Tokio o a la Seul actual que a la propia ciudad californiana en nuestros días.
El futuro que representa esta obra no llega a ser distópico, pero al contar una historia tan oscura y con tanta importancia de la relación entre la humanidad y la moral o la religión, todo se vuelve mucho más intenso en el metraje. Los seres humanos siguen viviendo hacinados en el planeta y los Replicantes, máquinas que nacen para hacer las tareas de los hombres, están por todas partes. Si nos ceñimos a la actualidad, todavía no hay robots antropomorfos por las calles, pero es cierto que la tecnología nos ha ganado mucho terreno. El reconocimiento por voz ya aparece en el filme y es hoy por hoy una realidad bastante extendida. También el problema del cambio climático, que sin embargo, en Blade Runner toma un cariz mucho más peligroso al proceder de una amenaza nuclear, algo bastante en boga en los 80.
La importancia de Blade Runner en el género
Cuando cualquier cineasta está empezando y busca hacer una película de suspense, siempre se va a buscar referencias al cine de Alfred Hitchcock. Es algo ineludible, porque el británico fue el maestro del género, tal vez no su inventor pero sí la persona que sentó las bases para entenderlo hoy en día como lo entendemos. Cuando hablamos de ciencia ficción, ocurre lo mismo con Blade Runner. Y es que ya había muchos filmes de este género anteriores, y de hecho Scott se basó en algunos de ellos, como la inconmensurable Metróplis de Fritz Lang, para dar vida al mundo de Rick Deckard. Sin embargo, los tiempos cambian y el cine moderno necesitaba otra referencia futurista al alcance de las nuevas producciones. Y la encontró en Blade Runner.
Su magistral guion, que a pesar de haber cambiado tanto se sostiene como un piedra, llevando la película mucho más allá de la simple historia de detectives, su imponente escenografía y su fotografía, que han sido copiadas en miles de nuevos productos, su ambientación musical y sonora… Todo lo que ofrece Blade Runner supuso un punto de inflexión en la manera de entender la ciencia ficción futurista, y hoy por hoy es complicado huir de su influencia aunque se quiera. Es la película que marca el inicio de la nueva era de este género que, en los últimos tiempos, nos está dando muchísimas alegrías. Tantas que incluso los productores se decidieron a rodar una especie de secuela con Blade Runner 2049, ubicando la acción treinta años después de la historia original.